martes, 6 de diciembre de 2011

Hotel Madrid



Algo brilló anoche en Sol. No eran las luces de Navidad ni las de los furgones de la Policía. Era la rabia de los cientos de personas que se reunieron a la entrada de la Calle Carretas para protestar por el desalojo, esa misma mañana, del Hotel Madrid, ocupado el 15 de Octubre tras la movilización mundial.

Había, como siempre, quien no entendía el porqué de la protesta. Quien consideraba que hay cosas más importantes que hacer o por las que quejarse. Quien lamentaba que toda esa gente dificultara el paso de quienes se dirigían a hacer sus compras navideñas. Una vez más, nuestro gran defecto fue la comunicación con la gente ajena al movimiento.

Nunca he creído ciegamente en el Movimiento 15M. No creo que sea la solución a todos nuestros problemas, ni que no tenga defectos. Sin embargo, creo que es un comienzo y, sobre todo, un signo de esperanza. El 15M ha mostrado que es posible que la gente salga a la calle, que se una contra un objetivo común. Y la ocupación del Hotel Madrid mostró, además, que somos capaces de unirnos también para construir algo juntos.

El desalojo de ayer supuso la destrucción de un símbolo. Pero no sólo eso. Dejó en la calle a familias desahuciadas que habían encontrado refugio en el Hotel. Puso de manifiesto la indiferencia de las autoridades ante el sufrimiento de unas personas que no hacían ningún mal, pues el Hotel era un espacio que llevaba tiempo sin ser utilizado. Pero, quizá lo más importante, reunió a una multitud rabiosa; unió a personas de muy diferentes edades e ideologías. Gente que no está dispuesta a tolerar lo inhumano de quienes dicen representarnos.

Algo brilló anoche en Sol. Y espero que esa luz nunca se apague.

No hay comentarios:

Publicar un comentario