miércoles, 13 de febrero de 2013

Wert, Ministro de la Desesperanza

Estoy convencida de que ser Ministro, sea del asunto que sea, no debe de ser fácil. Pero aún más complicado es meter la pata una vez sí y otra también, y que la polémica que generas vaya in crescendo con  cada decisión que tomas. Wert se está convirtiendo en un auténtico maestro de las equivocaciones. Hace honor al gobierno al que pertenece.

Hace pocas semanas, el Ministro de Educación, Cultura y Deportes nos sorprendía al declarar que los universitarios no deben estudiar lo que quieren sino lo que es necesario o propicie su empleabilidad. Hoy nos enteramos de que quiere penalizar las películas españolas rodadas en otro idioma

Puede que el nombre de su ministerio le tenga despistado y crea que su puesto consiste en colar balones al precio que sea. Que la situación en España es delicada no es noticia. Que el desempleo juvenil de nuestro país se disputa con Grecia el primer puesto y se sitúa ya entorno al 60%, por desgracia, tampoco. Lo que sí es sorprendente es que, dada esta coyuntura, el ministro se empeñe en cargarse aquello que su ministerio dice representar.

A principios de este año nos deleitaba con sus brutales subidas de tasas; a continuación, con sus recortes en educación. Ahora pretende que los estudiantes renuncien a la vocación, al deseo de estudiar, al amor por el conocimiento y se rindan al poder del dinero. Pretende relegar al ostracismo a aquellas personas que estudian para conocer, y no con la vista puesta en un empleo. 

De lo que quizás no se haya percatado es de que hay dos cosas que un país no se puede permitir y menos aún en época de crisis: el deterioro o desmantelamiento del sistema educativo y la fuga de cerebros. No digamos ya la combinación de ambas. Si no se encuentra una forma de retener a los jóvenes preparados y se empuja a quienes se quedan a estudiar carreras en función de las salidas laborales, de aquí a pocos años tendremos un país con pocos, muy pocos jóvenes. Y los que queden puede que tengan empleo, incluso un buen empleo. Pero estarán amargados. 

Puede que el señor Wert no sepa lo que es tener un profesor que no quiere enseñar, un médico que odia la medicina o un político que no vive para la política, y que en lugar de por dedicación accedieron a esos puestos por el dinero o la comodidad. O puede que sí lo sepa. En cualquier caso, el resultado es desastroso. 

Ahora, además de ahuyentar a los jóvenes, quiere ahuyentar a un sector en boga en España, el mundo del cine. Quizás el ministro no soporte que los demás se muevan por algo más que por el interés; quizás no desee que los demás tengan éxito dedicándose a aquello a lo que aman. Quizás no le guste lo que hace y quiera cargarse aquello que representa. Quizá el señor Wert no debería ser Ministro de Educación, Cultura y Deporte. 

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