lunes, 21 de noviembre de 2011

21N: Jornada de Inflexión

Los españoles han elegido a quien, durante los próximos 4 años, conducirá sus vidas. Bueno, el 71’69% de los ciudadanos en edad de voto han acudido a las urnas; el 69’03% de ellos han votado a alguno de los partidos y el 44’6% han votado al PP. 10.830.000 personas. Un 30’27% de las personas llamadas a participar en las elecciones.

Si a los abstencionistas sumamos los que votan nulo o en blanco, tenemos un 31% de personas descontentas, políticamente apáticas, etc. ¿Os suena la cifra? Sí, el porcentaje es igual al de personas que han votado al PP.


Observo en mi círculo que gran parte del voto de izquierda que estaba abocado, en principio, a ser nulo, se ha acabado desviando hacia IU. En menor medida, ha recaído en la emergente EQUO, tal vez porque los votantes de la izquierda han pecado, en una dosis no letal, de votoutilistas.

¿Y qué pasa ahora? ¿En qué se traduce todo esto?
No creo que nadie se atreva a poner en duda que, pese a que PP y PSOE sean las dos caras de una misma moneda, a efectos prácticos no es lo mismo tener a uno que tener al otro. ¿Que el PSOE recorta? El PP, más. ¿Que el PSOE se interesa más por los bancos que por las familias? Pues el PP, más. ¿Que el PSOE ha sido discreto a la hora de ampliar derechos sociales? Pues no esperemos que el PP amplíe ni un ápice los mismos.

Ya hemos visto que Rajoy se curó en salud ayer noche inmediatamente después de conocer los resultados: "Vamos a gobernar en la más delicada coyuntura de los últimos 30 años. No va a haber milagros. No los hemos prometido"- dijo. Después, por supuesto, de haberse hartado de achacar todos los males de los españoles a la mala gestión de Zapatero y no a la coyuntura económica. Y no sin haber insinuado (cuando menos) durante toda la campaña que disponía de una lámpara que albergaba un genio (probablemente, primo suyo) que nos sacaría de la crisis.

Es pronto para hacer valoraciones. Pero nada positivo cabe esperar de quienes no disimulan su simpatía por la privatización, el recorte de impuestos o el mantenimiento de un orden moral (el suyo) que parece ser el único que vale.

Pero, sinceramente, y ante la probable posibilidad de que se presenten numerosas ocasiones durante los cuatro próximos años de poner el grito en el cielo, yo me quedo con lo positivo:

Más que un éxito del PP, se ha producido una derrota del PSOE, pues el primero sólo ha ganado 500000 votos, mientras el segundo ha perdido 4 millones. Por otra parte, tenemos la espectacular subida de IU, que remonta tras 15 años de caída sostenida, además de la mejora de otros grupos minoritarios. Bien usadas las cartas, esto podría suponer romper el juego del bipartidismo en el Congreso. Tampoco hay que olvidar el aumento de los votos nulos.

Pecando de optimismo: ¿Es posible que se esté produciendo, al fin, el cambio de mentalidad de una parte de la población? ¿Que la gente se esté dando cuenta de la imperiosa necesidad de cambiar importantes piezas del sistema (por no ponernos radicales y hablar de su esencia misma)?

1 comentario:

  1. La sociedad cambia de la misma manera que lo hace un individuo en determinados momentos de su vida. Y es que o bien han aprendido demasiado, o han sufrido suficiente.

    Esto sólo puede ser el principio de algo bueno.

    Me alegro de que hayas retomado el blog ;)

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